Una fractura vertebral es la ruptura de una vértebra. Se considera ruptura de vértebra, a cualquier fractura en una de las partes de la vertebra. El daño en las vértebras puede generarse en su parte central, su parte anterior, por los pedículos en su parte mediana y por las láminas, las articulaciones, y las espinosas en su parte posterior. Dependiendo del lugar en el que esté la lesión vertebral, esa puede afectar a la zona cervical, torácica, lumbar, del sacro o del coxis.
Los síntomas de las fracturas vertebrales dependerán de su localización, del tipo de fractura y de la causa. Pero se puede distinguir dos tipos de dolor: por ruptura del hueso o por déficit neurológico.
El dolor por ruptura del hueso es el síntoma más frecuente de la fractura vertebral. El daño puede centrarse solo en la zona de la fractura o puede reflejarse a distancia, porque alguna zona nerviosa esté comprimida.
El dolor por déficit neurológico se da en los casos más graves. Además de dolor, la parte sensitiva y la motora se ven afectadas por algún fragmento que se desplaza y ejerce presión sobre la médula y los nervios.
Los tratamientos para la fractura vertebral se dividen en dos grupos: tratamientos conservadores y cirugía para casos más graves.
La forma conservadora de tratar las fracturas se aplica a aquellas que no se consideran peligrosas. Es decir, en las que no hay riesgo de complicaciones secundarias y que no presentan síntomas neurológicos desde el principio. Este método se basa en el empleo de diferentes fármacos que ayudan a mejorar los síntomas dolorosos. En ocasiones, también es necesario el uso de corset u órtesis.
El tratamiento quirúrgico es dependerá del tipo de fractura, de su causa y de la localización. Existen casos en que es necesario inyectar cemento dentro de la vértebra. Después, este proceso puede requerir de estabilización de la fractura, colocando tornillos posteriores que en un futuro podrán o no ser retirados.
En los casos más graves, puede ser necesaria la realización de una fusión vertebral, para bloquear definitivamente el segmento afectado por la fractura, o extraer toda la vertebra y sustituirla por una prótesis. Por ejemplo, en los casos de tratarse de una fractura secundaria como consecuencia de un tumor, puede ser necesario extraer toda la vértebra para su estudio, en cuyo caso se remplaza con otra artificial. En casos seleccionados se realiza simplemente una biopsia de la vértebra para su estudio, ya que existen algunos tipos de tumores óseos que se tratan con fármacos.
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