La biopsia cerebral es un tratamiento médico que consiste en obtener un trozo de tejido cerebral para su posterior análisis en laboratorio. Se trata de un método para establecer con total precisión la patología que padece un individuo.
Esta técnica se utiliza, en la mayoría de las ocasiones, para realizar estudios sobre los tumores cerebrales o las lesiones que puedan ocasionar abscesos cerebrales. También es una herramienta precisa para el diagnóstico de patologías cerebrales neurológicas. Aunque este uso es menos frecuente, la biopsia cerebral ayuda a diagnosticar enfermedades como la encefalitis vírica o la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob.
La biopsia cerebral puede realizarse de forma abierta, a través de una craneotomía. Esta intervención es similar al proceso de extirpación de un tumor y, consiste en realizar una apertura en el hueso del cráneo quitando una parte de este hueso, que tras la operación volverá a colocarse en su lugar de origen. Una vez retirado el trozo de cráneo, se procede a la resección parcial de la lesión, tomando una muestra del tejido para realizar un posterior estudio. Este tipo de biopsia cerebral es indicada para lesiones superficiales.
En el caso de una lesión difusa del tejido cerebral sin límites claros, lesiones pequeñas y profundas o lesiones profundas que carecen de un área muy elocuente del cerebro con alto riesgo de secuelas neurológicas graves, se emplea otros métodos de biopsia. Para estas situaciones, los cirujanos emplean procedimientos menos invasivos, donde se realiza un agujero pequeño único en el cráneo como entrada para obtener un fragmento del tejido cerebral.
Otro método común de biopsia cerebral es la estereotaxia. Se trata de una intervención más desagradable para el paciente, que requiere de más procedimientos logísticos y dura más tiempo. Esta operación consiste en usar las coordenadas de la lesión realizando un TC craneal antes de ingresar en quirófano. Se usa un marco metálico sujeto al cráneo del paciente que es la referencia para tomar las coordenadas en la mesa de operaciones.
En cambio, la biopsia neuronavegada es un método más preciso y seguro para el paciente. En este procedimiento, se introduce una cánula de biopsia mientras la cabeza del sujeto permanece inmóvil en una posición fija. En la pantalla del dispositivo, se cargará una RM craneal de la persona intervenida, donde será definido el objeto de la intervención. El neuronavegador combina la imagen cargada y el objetivo marcado para mostrar la cánula de biopsia, permitiendo llegar al área de riesgo en el interior del cerebro sin errar en la profundidad.
Independientemente del proceso de biopsia cerebral, la muestra recogida se envía en un recipiente al laboratorio, donde deberán confirmar si es viable antes de terminar con la intervención. La confirmación se realiza rápidamente, determinando si el fragmento cerebral contiene tejido patológico que se pueda analizar, y una vez confirmado, se realiza el cierre. Posteriormente, se procede a un análisis más exhaustivo de la muestra de tejido.
En este tipo de intervenciones, la recuperación y la rehabilitación del paciente por la propia operación es extremadamente rápida, salvo que surja alguna complicación. Sin embargo, la salud total del paciente está influida por el propio desarrollo de la patología o la lesión, por la que se le ha realizado la biopsia cerebral.
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