La hernia de disco cervical se produce cuando un disco intervertebral degenerado se rompe por un punto de su circunferencia, su contenido sale y presiona un nervio cervical.
Dependiendo de los discos donde se encuentra la hernia, esta produce un tipo de síntomas u otros. No obstante, los signos más comunes de que se sufre de una hernia del disco cervical son el dolor en el hombro o el brazo al realizar un movimiento, la debilidad en los músculos cercanos a la hernia y el hormigueo o entumecimiento de los brazos.
Los tratamientos para la hernia de disco cervical se dividen en tres grupos: tratamientos no quirúrgicos, intermedios y operación de la hernia cervical.
Los tratamientos no quirúrgicos o conservadores son aquellos que se aplican de forma inicial, tales como los analgésicos, los antiinflamatorios, los relajantes musculares y los fármacos neurolépticos. Estos deben combinarse con ejercicios de fisioterapia para aliviar el dolor de la hernia.
Cuando el dolor cervical está muy limitado localmente y no se produce compresión marcada mieloradicular, se puede recurrir a los tratamientos intermedios. Se trata de procesos con infiltraciones o la rizólisis facetaria por radiofrecuencia pulsada.
Cuando el afectado requiere otra solución total a su problema, la vía más frecuente es la microdiscectomía cervical por vía anterolateral cervical. Esta intervención es poco invasiva para la columna cervical y facilita la resección completa del disco dañado y la descompresión nerviosa mediante microcirugía. Una vez hecho esto, se debe reemplazar el disco degenerado por uno artificial.
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