Infiltraciones epidurales

No existe una única forma de realizar las filtraciones epidurales, sino que existen múltiples procedimientos para realizar este tratamiento.

Las filtraciones epidurales pueden realizarse de manera interlaminar. En este procedimiento, el paciente se coloca boca abajo con la cabeza flexionada ligeramente hacia un lateral con una almohada abdominal para ver correctamente el espacio epidural. Una vez escogido el nivel, las filtraciones por el método interlaminar pueden intentarse con un abordaje medial o paralaminar, entrando en el espacio epidural ipsilateral al lado afectado. Con técnica estéril, se avanza la aguja buscando la pérdida de resistencia, realizando comprobaciones frecuentes a través de radiografías.

También, se puede llevar a cabo de forma caudal. Para realizar el proceso de esta forma, se necesita más volumen al estar alejado del foco nociceptivo, aunque es una técnica fácil y con menos riesgos. Las filtraciones epidurales de manera caudal se realizan en las mismas condiciones que la interlaminar, pero a través del hiato sacro.

Otra forma de hacer las filtraciones epidurales es de manera trasforamidal. En este procedimiento se usa la fluoroscopia para depositar el corticoide concentrado en el foramen intervertebral y que pase al espacio epidural ventrolateral, donde está el foco del dolor alrededor de la raíz inflamada.

Tras aplicar filtraciones epidurales, se recomienda que el paciente se mantenga en reposo relativo durante 24-48h. Después de este breve periodo de tiempo, la persona intervenida debe realizar rehabilitación de la columna para recuperarse totalmente.